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La artrosis es una enfermedad degenerativa que se produce por el desgaste del cartílago articular, el tejido que recubre y protege los extremos de los huesos. El cartílago actúa como un amortiguador que facilita el movimiento y evita la fricción entre los huesos. Cuando el cartílago se deteriora, los huesos se rozan y se producen lesiones e inflamación en la articulación. Esto provoca dolor, rigidez, deformidad y limitación de la movilidad.
La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero es más frecuente en las manos, las rodillas, las caderas y la columna vertebral. Se trata de una enfermedad crónica que no tiene cura, pero que se puede tratar para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Entre los tratamientos disponibles se encuentran los medicamentos, la fisioterapia, la cirugía y las terapias complementarias, como el masaje.
¿Qué beneficios tiene el masaje para la artrosis?
El masaje es una técnica que consiste en aplicar presión, fricción, percusión o vibración sobre los tejidos blandos del cuerpo, como la piel, los músculos, los tendones y los ligamentos. El masaje tiene múltiples beneficios para la salud, entre los que se destacan los siguientes:
- Mejora la circulación sanguínea y linfática, lo que favorece la nutrición y la oxigenación de los tejidos, así como la eliminación de toxinas y desechos.
- Relaja la musculatura, alivia la tensión y reduce los espasmos y los calambres.
- Estimula la producción de endorfinas, sustancias que generan una sensación de bienestar y alivian el dolor.
- Reduce la inflamación y el edema, al favorecer el drenaje de los líquidos acumulados en los tejidos.
- Aumenta la flexibilidad y la elasticidad de los tejidos, lo que mejora el rango de movimiento de las articulaciones y previene las contracturas y las adherencias.
- Previene y retrasa el deterioro del cartílago articular, al mejorar la lubricación y la nutrición de la articulación.
- Mejora el estado de ánimo y reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, al inducir un estado de relajación física y mental.
¿Qué tipos de masaje son los más adecuados para la artrosis?
Existen diferentes tipos de masaje, según el objetivo, la técnica y la intensidad que se empleen. No todos los masajes son iguales ni tienen los mismos efectos. Para la artrosis, se recomiendan los siguientes tipos de masaje:
- Masaje sueco: es el más común y el más utilizado en Occidente. Combina diferentes maniobras, como el amasamiento, el roce, el golpeteo y la vibración, que se aplican con una presión moderada y un ritmo uniforme. Tiene un efecto relajante, estimulante y tonificante sobre los tejidos. Es ideal para aliviar el dolor, la rigidez y la inflamación de las articulaciones afectadas por la artrosis.
- Masaje descontracturante: se centra en liberar las tensiones y los nudos musculares que se forman por el estrés, la mala postura o el sobreuso. Se aplica una presión firme y profunda sobre los puntos de dolor, lo que produce una sensación de alivio y relajación. Es muy útil para mejorar la movilidad y la flexibilidad de las articulaciones, así como para prevenir las contracturas y las lesiones.
- Masaje drenante: se basa en realizar movimientos suaves, lentos y rítmicos que siguen el sentido de la circulación linfática. Su objetivo es favorecer el drenaje de los líquidos y las toxinas que se acumulan en los tejidos, lo que reduce la inflamación y el edema. Es muy beneficioso para las articulaciones que presentan hinchazón y dolor por la artrosis.
- Masaje terapéutico: se adapta a las necesidades y características de cada paciente y de cada articulación. Combina diferentes técnicas, como el masaje sueco, el descontracturante, el drenante, el shiatsu, el reflexológico o el aromaterápico, según el objetivo que se persiga. Tiene un efecto global sobre la salud física y mental, al mejorar la circulación, la nutrición, la relajación, el bienestar y el equilibrio del organismo.
¿Cómo se debe realizar el masaje para la artrosis?
El masaje para la artrosis debe realizarse por un profesional cualificado, que conozca la anatomía, la fisiología y la patología de las articulaciones, así como las técnicas y las precauciones del masaje. El masajista debe evaluar el estado de la articulación, el grado de dolor, la limitación de movimiento y las posibles contraindicaciones antes de aplicar el masaje. El masaje debe realizarse con las siguientes pautas:
- Elegir el tipo de masaje más adecuado para cada caso, según el objetivo, la técnica y la intensidad que se quiera conseguir.
- Preparar el ambiente, la camilla, los aceites y las toallas que se vayan a utilizar. El ambiente debe ser tranquilo, cálido, cómodo e higiénico. Los aceites deben ser de calidad y se pueden añadir aceites esenciales con propiedades antiinflamatorias, analgésicas o relajantes, como el de lavanda, el de romero o el de árnica.
- Colocar al paciente en una posición cómoda y que permita acceder a la articulación que se va a masajear. Se puede usar cojines o almohadas para apoyar la articulación y evitar la tensión. Se debe cubrir al paciente con una toalla o una sábana, dejando al descubierto solo la zona que se va a trabajar.
- Aplicar el aceite sobre la piel con un roce suave y uniforme, para calentar y preparar la zona. Luego, realizar las maniobras del masaje elegido, adaptando la presión, el ritmo y la duración según la tolerancia y la respuesta del paciente. Se debe empezar por la zona más alejada de la articulación y avanzar hacia ella, para favorecer el retorno venoso y linfático. Se debe masajear tanto la articulación como los músculos, tendones y ligamentos que la rodean, para mejorar el soporte y la estabilidad de la misma.
- Finalizar el masaje con un roce suave y relajante, para calmar y relajar la zona. Retirar el exceso de aceite con una toalla y cubrir al paciente. Dejar que el paciente repose unos minutos y que se incorpore lentamente. Aconsejarle que beba agua para hidratarse y eliminar las toxinas.
- Repetir el masaje con regularidad, según la indicación del profesional. Lo ideal es hacerlo dos veces por semana durante el primer mes y luego una vez por semana. El masaje debe complementarse con otras medidas, como el ejercicio, la dieta, la medicación y los hábitos saludables.
Cuidado articular para la artrosis
Además del masaje, existen otras medidas que se pueden tomar para cuidar las articulaciones y prevenir o frenar la artrosis. Estas medidas son las siguientes:
- Hacer ejercicio físico de forma regular, adaptado a las posibilidades y preferencias de cada persona. El ejercicio ayuda a fortalecer los músculos, a mejorar la movilidad y la flexibilidad de las articulaciones, a mantener el peso adecuado y a liberar el estrés. Se recomiendan los ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar, hacer bicicleta o yoga, que no sobrecargan las articulaciones. Se debe evitar los ejercicios de alto impacto, como correr, saltar o levantar pesas, que pueden dañar el cartílago.
- Seguir una dieta equilibrada y variada, que aporte todos los nutrientes necesarios para la salud de las articulaciones. La dieta debe ser rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado azul y aceite de oliva, que contienen antioxidantes, vitaminas, minerales, ácidos grasos omega-3 y fibra, que protegen el cartílago y reducen la inflamación. La dieta debe ser pobre en carnes rojas, embutidos, lácteos enteros, azúcar, sal y alcohol, que favorecen el desgaste y la inflamación del cartílago.
- Usar calzado cómodo, que se adapte al pie y que amortigüe el impacto al caminar. El calzado debe tener una suela flexible y antideslizante, un tacón bajo y ancho, y un empeine amplio y transpirable. El calzado debe evitarse los zapatos apretados, de punta estrecha, de tacón alto o de suela dura, que pueden causar deformidades, rozaduras, callos o juanetes en los pies, y que pueden afectar a la alineación y al equilibrio de las articulaciones.
- Usar ayudas técnicas, como bastones, muletas, andadores, sillas de ruedas o prótesis, cuando sea necesario, para facilitar el desplazamiento y la autonomía de las personas con artrosis. Estas ayudas ayudan a descargar el peso y la presión sobre las articulaciones afectadas, lo que alivia el dolor y mejora la función. Estas ayudas deben ser adecuadas al tamaño, al peso y a las necesidades de cada persona, y deben ser usadas correctamente, siguiendo las indicaciones del profesional.
- Aplicar calor o frío sobre la articulación, según el caso, para aliviar el dolor y la inflamación. El calor se puede aplicar con mantas eléctricas, bolsas de agua caliente, compresas calientes o baños de agua caliente, que relajan la musculatura y aumentan el flujo sanguíneo. El frío se puede aplicar con bolsas de hielo, compresas frías o geles fríos, que reducen la inflamación y el edema. Se debe envolver el calor o el frío en una toalla o un paño, para evitar quemaduras o congelaciones en la piel. Se debe aplicar el calor o el frío durante unos 15 o 20 minutos, varias veces al día, según la necesidad.
Dieta para la artrosis
La dieta es un factor importante para la prevención y el tratamiento de la artrosis, ya que influye en el estado y la evolución del cartílago articular. Una dieta adecuada para la artrosis debe cumplir los siguientes requisitos:
- Ser equilibrada y variada, que aporte todos los nutrientes esenciales para la salud de las articulaciones, como las proteínas, los hidratos de carbono, las grasas, las vitaminas, los minerales, los antioxidantes y la fibra.
- Ser moderada en calorías, que evite el sobrepeso y la obesidad, que son factores de riesgo para la artrosis, ya que aumentan la carga y el desgaste sobre las articulaciones, especialmente las de las rodillas, las caderas y la columna vertebral.
- Ser rica en alimentos antiinflamatorios, que ayuden a reducir la inflamación y el dolor de las articulaciones, como el pescado azul, el aceite de oliva, las nueces, las semillas de lino, las frutas y verduras de color rojo, naranja, amarillo y verde, el té verde, el jengibre, la cúrcuma, el ajo y la cebolla.
- Ser pobre en alimentos proinflamatorios, que favorezcan la inflamación y el deterioro del cartílago, como las carnes rojas, los embutidos, los lácteos enteros, el azúcar, la sal, el alcohol, el café, el tabaco, los alimentos procesados, fritos o refinados, y los aditivos, conservantes o colorantes artificiales.
- Ser adecuada en calcio, que es un mineral esencial para la formación y el mantenimiento de los huesos, y que previene la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas. El calcio se puede obtener de alimentos como los lácteos desnatados, el queso fresco, el yogur, las sardinas, las almendras, el brócoli, las espinacas, el tofu o el agua mineral.
- Ser adecuada en vitamina D, que es una vitamina que facilita la absorción y el uso del calcio por parte de los huesos, y que también tiene un efecto antiinflamatorio y analgésico. La vitamina D se puede obtener de alimentos como el pescado azul, el huevo, el hígado, los champiñones o los cereales fortificados, pero también se puede sintetizar por la piel al exponerse al sol, por lo que se recomienda tomar el sol unos 15 o 20 minutos al día, con precaución y protección.
Vida con artrosis
La artrosis es una enfermedad que afecta a la calidad de vida de las personas que la padecen, ya que limita su capacidad para realizar las actividades cotidianas, como caminar, subir escaleras, vestirse, cocinar o trabajar. Además, la artrosis puede generar estrés, ansiedad, depresión, aislamiento o baja autoestima, al dificultar la relación con los demás y el disfrute de la vida. Por eso, es importante adoptar una actitud positiva y activa frente a la enfermedad, y seguir unas pautas que ayuden a mejorar la vida con artrosis. Estas pautas son las siguientes:
- Informarse sobre la enfermedad, sus causas, sus síntomas, su evolución y sus tratamientos, para comprender mejor lo que ocurre y cómo actuar. Se puede consultar con el médico, el fisioterapeuta, el farmacéutico o el masajista, o buscar información fiable en libros, revistas o internet.
- Seguir el tratamiento prescrito por el médico, que puede incluir medicamentos, fisioterapia, cirugía u otras opciones, según el caso. Los medicamentos pueden ser analgésicos, antiinflamatorios, condroprotectores o infiltraciones, que ayudan a aliviar el dolor y la inflamación, y a proteger el cartílago. La fisioterapia puede incluir ejercicios, masajes, calor, frío, electroterapia o hidroterapia, que mejoran la movilidad y la función de las articulaciones. La cirugía puede ser necesaria cuando los tratamientos conservadores no son suficientes, y puede consistir en una artroscopia, una osteotomía o una artroplastia, que reparan o reemplazan la articulación dañada.
- Hacer ejercicio físico de forma regular, adaptado a las posibilidades y preferencias de cada persona. El ejercicio ayuda a fortalecer los músculos, a mejorar la movilidad y la flexibilidad de las articulaciones, a mantener el peso adecuado y a liberar el estrés. Se recomiendan los ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar, hacer bicicleta o yoga, que no sobrecargan las articulaciones. Se debe evitar los ejercicios de alto impacto, como correr, saltar o levantar pesas, que pueden dañar el cartílago.
- Seguir una dieta equilibrada y variada, que aporte todos los nutrientes necesarios para la salud de las articulaciones, como las proteínas, los hidratos de carbono, las grasas, las vitaminas, los minerales, los antioxidantes y la fibra. La dieta debe ser rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado azul y aceite de oliva, que contienen antioxidantes, vitaminas, minerales, ácidos grasos omega-3 y fibra, que protegen el cartílago y reducen la inflamación. La dieta debe ser pobre en carnes rojas, embutidos, lácteos enteros, azúcar, sal y alcohol, que favorecen el desgaste y la inflamación del cartílago.
- Usar calzado cómodo, que se adapte al pie y que amortigüe el impacto al caminar. El calzado debe tener una suela flexible y antideslizante, un tacón bajo y ancho, y un empeine amplio y transpirable. El calzado debe evitarse los zapatos apretados, de punta estrecha, de tacón alto o de suela dura, que pueden causar deformidades, rozaduras, callos o juanetes en los pies, y que pueden afectar a la alineación y al equilibrio de las articulaciones.
- Usar ayudas técnicas, como bastones, muletas, andadores, sillas de ruedas o prótesis, cuando sea necesario, para facilitar el desplazamiento y la autonomía de las personas con artrosis. Estas ayudas ayudan a descargar el peso y la presión sobre las articulaciones afectadas, lo que alivia el dolor y mejora la función. Estas ayudas deben ser adecuadas al tamaño, al peso y a las necesidades de cada persona, y deben ser usadas correctamente, siguiendo las indicaciones del profesional.
- Aplicar calor o frío sobre la articulación, según el caso, para aliviar el dolor y la inflamación. El calor se puede aplicar con mantas eléctricas, bolsas de agua caliente, compresas calientes o baños de agua caliente, que relajan la musculatura y aumentan el flujo sanguíneo. El frío se puede aplicar con bolsas de hielo, compresas frías o geles fríos, que reducen la inflamación y el edema. Se debe envolver el calor o el frío en una toalla o un paño, para evitar quemaduras o congelaciones en la piel. Se debe aplicar el calor o el frío durante unos 15 o 20 minutos, varias veces al día, según la necesidad.
- Cuidar la postura y los hábitos ergonómicos, que eviten las malas posiciones y los movimientos repetitivos o forzados que puedan dañar las articulaciones. Se debe mantener la espalda recta, los hombros relajados, la cabeza alineada y el abdomen contraído, tanto al estar de pie, como al sentarse, al caminar o al dormir. Se debe usar un colchón firme, una almohada adecuada, una silla ergonómica y una mesa a la altura correcta, que faciliten el descanso y el trabajo. Se debe evitar los movimientos bruscos, los giros, las flexiones o las torsiones excesivas de las articulaciones, y se debe distribuir el peso de forma equilibrada, usando las dos manos o los dos brazos, y evitando las cargas pesadas o los bolsos colgados de un solo hombro.
- Buscar apoyo emocional y social, que ayude a afrontar la enfermedad con optimismo y esperanza. Se puede contar con la familia, los amigos, los profesionales, los grupos de autoayuda o las asociaciones de pacientes, que pueden ofrecer información, consejo, comprensión, afecto y compañía. Se puede participar en actividades de ocio, culturales, deportivas o sociales, que generen satisfacción, diversión y sentido de pertenencia. Se puede expresar los sentimientos, las dudas, los miedos o las frustraciones, y buscar soluciones creativas y positivas a los problemas que surjan.
Preguntas frecuentes
¿El masaje cura la artrosis?
No, el masaje no cura la artrosis, ya que se trata de una enfermedad crónica y degenerativa que no tiene cura. Sin embargo, el masaje puede ayudar a aliviar los síntomas, a mejorar la función y la calidad de vida de los pacientes con artrosis, y a prevenir o retrasar el avance de la enfermedad.
¿El masaje puede empeorar la artrosis?
No, el masaje no puede empeorar la artrosis, siempre y cuando se realice de forma adecuada, por un profesional cualificado, y siguiendo las indicaciones y las precauciones necesarias. El masaje puede tener efectos secundarios leves y transitorios, como enrojecimiento, calor, molestia o dolor en la zona masajeada, pero estos suelen desaparecer en unas horas.
¿El masaje tiene contraindicaciones para la artrosis?
Sí, el masaje tiene algunas contraindicaciones para la artrosis, que deben tenerse en cuenta antes de aplicarlo. El masaje no se debe realizar en los siguientes casos:
- Cuando la articulación está inflamada, caliente, roja o dolorosa, lo que indica un brote de la enfermedad o una posible infección. En este caso, el masaje puede agravar la situación y causar más daño.
- Cuando hay una herida, una quemadura, una úlcera o una infección en la piel de la zona a masajear. El masaje puede contaminar la lesión y provocar una complicación.
- Cuando hay una alteración de la sensibilidad, como entumecimiento, hormigueo o pérdida de sensación, en la zona a masajear. El masaje puede causar lesiones por exceso de presión o fricción, sin que el paciente se dé cuenta.
- Cuando hay una enfermedad sistémica, como fiebre, cáncer, diabetes, problemas cardíacos o renales, que pueda empeorar con el masaje. El masaje puede alterar el equilibrio del organismo y provocar una crisis.
- Cuando hay una alergia o una intolerancia a los aceites o a los productos que se usan para el masaje. El masaje puede causar una reacción adversa, como irritación, picor o erupción en la piel.
Conclusión
La artrosis es una enfermedad que afecta a las articulaciones y que puede causar dolor, rigidez, inflamación y limitación de la movilidad. Se trata de una enfermedad crónica y degenerativa que no tiene cura, pero que se puede tratar para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Entre los tratamientos disponibles se encuentran los medicamentos, la fisioterapia, la cirugía y las terapias complementarias, como el masaje.
El masaje es una técnica que consiste en aplicar presión, fricción, percusión o vibración sobre los tejidos blandos del cuerpo, con el fin de mejorar la circulación, la relajación, la nutrición y el equilibrio de los mismos. El masaje tiene múltiples beneficios para la artrosis, como mejorar el dolor, la rigidez, la inflamación, la movilidad, la flexibilidad y el estado de ánimo de los pacientes. Existen diferentes tipos de masaje, como el sueco, el descontracturante, el drenante o el terapéutico, que se pueden adaptar a las necesidades y características de cada persona y de cada articulación.
El masaje debe realizarse por un profesional cualificado, que conozca la anatomía, la fisiología y la patología de las articulaciones, así como las técnicas y las precauciones del masaje. El masaje debe realizarse con regularidad, según la indicación del profesional, y complementarse con otras medidas, como el ejercicio, la dieta, el cuidado articular y el apoyo social.
El masaje es una terapia complementaria muy beneficiosa para mejorar los síntomas de la artrosis y prevenir su progresión. Si quieres saber más sobre las técnicas de masaje para frenar la artrosis, te invitamos a visitar nuestro blog de Masajes Cuban, donde encontrarás más información y consejos sobre esta práctica milenaria.
Fuentes del artículo
Libros
- «Anatomía y Fisiología Humana» por Elaine N. Marieb y Katja Hoehn – Proporciona una comprensión detallada del cuerpo humano, útil para entender la artrosis.
- «El Gran Libro del Masaje con los Aceites Esenciales» por Isabelle Trombert-Gimeno – Ofrece técnicas de masaje y el uso de aceites esenciales que podrían ser beneficiosos en el tratamiento de la artrosis.
- «Masaje Terapéutico Básico: Integración de Anatomía y Tratamiento» por James H. Clay y David M. Pounds – Un recurso para técnicas de masaje específicas que podrían aliviar síntomas de artrosis.
- «Nutrición para la Salud, la Condición Física y el Deporte» por Melvin H. Williams – Este libro puede proporcionar información sobre la dieta y nutrición adecuada para quienes sufren de artrosis.
- «Terapia Manual en el Sistema Oculomotor» por Gemma Ponsà Casas – Aunque enfocado en el sistema oculomotor, este libro contiene técnicas de terapia manual aplicables a la artrosis.
Sitios Web
- MedlinePlus (medlineplus.gov) – Una fuente confiable de información sobre salud, incluyendo detalles sobre la artrosis.
- WebMD Versión Española (espanol.webmd.com) – Proporciona información médica general, incluyendo el manejo de enfermedades crónicas como la artrosis.
- FisioOnline (fisioterapia-online.com) – Un sitio dedicado a la fisioterapia que incluye artículos y videos sobre técnicas de masaje y ejercicios para diversas condiciones, incluida la artrosis.
- Mejor con Salud (mejorconsalud.as.com) – Ofrece artículos sobre salud y bienestar, incluyendo consejos sobre nutrición y manejo del dolor articular.
- Blog de Salud y Terapias Naturales – Un blog que puede incluir artículos y consejos sobre el uso de terapias naturales y masajes para tratar condiciones como la artrosis.